sábado, 9 de abril de 2011

 

Ácido sulfhídrico: el temido gas de alcantarillas
 
 
 
Probablemente en más de una oportunidad usted ha percibido un desagradable olor que emana desde una alcantarilla en la vía pública o incluso desde el propio desagüe en el patio de su domicilio. Y si bien puede parecer obvio que desde estos espacios destinados para la evacuación de las aguas puedan advertirse pestilencias, en algunas circunstancias se podría tratar de una situación algo más compleja que un simple aroma desagradable. Sin ir más lejos, incluso, podría tratarse en un hedor mortal.
  

Se trata del ácido sulfhídrico, coloquialmente reconocido como el gas de alcantarillas que, en este caso se origina tras la descomposición de materia orgánica y desechos humanos y animales (también se encuentra en distintas cadenas productivas -especialmente en el almacenamiento y procesamiento de pescados- como así mismo en el petróleo crudo y el gas natural, por mencionar algunos).
Este elemento se presenta en forma de gas -es inflamable- y tiene un olor característico ahuevos podridos, aroma que después de todo “no es tan malo” considerando que gracias a ello la gente puede descubrir su presencia, incluso si la concentración es baja (esto es lo que suele suceder al interior de un domicilio).
Pero independiente que esta condición disminuya los niveles de mortalidad en comparación a otros gases, como por ejemplo el monóxido de carbono, tras una  exposición prolongada el ácido sulfhídrico tendrá un efecto narcótico en la capacidad olfativa de las personas, creando una falsa sensación de seguridad. 
Este gas es más pesado que el aire, por lo que tenderá a acumularse en aquellos lugares bajos y además de su olor característico, una persona podría reconocer su presencia al experimentar irritación de los ojos, la nariz y/o la garganta tras una prolongada exposición. Además, esta condición en personas asmáticas puede ocasionar serias dificultades para respirar.  
Afortunadamente, en el último tiempo a no se han registrado emergencias de este tipo -a nivel domiciliario- que hayan costado vidas humanas. Sin embargo, una ligera revisión de la prensa basta para dar cuenta de una decena de trabajadores fallecidos consecuencia de la inhalación de este tóxico, cuando desarrollaban faenas en los sistemas de alcantarillados de la vía pública.
  

Por eso, es importante que tras una mínima sospecha de su presencia, se comunique con el teléfono 132 de bomberos e indique esta situación. Una medición con el equipo apropiado podrá descartar una posible emisión, o bien, podrá evitar que se desencadene una tragedia mayor.      
DV

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